Sinceramente, hoy no sabía qué escribir.
He tenido un día monótono (por la noche muchas risas con Rafa, Lucía y Aida, hoy no me he conseguido levantar para ir a clase a las 6.30, llevo estudiando Bases Pedagógicas, todavía, desde las 14.00 en la biblioteca, he recogido un oboe recién reparado que no funciona y, para colmo, esta noche me he ido a la banda a estudiar...).
Así que, como mi inspiración está bajo mínimos, voy a dejar un poema del escritor romántico Gustavo Adolfo Bécquer. Sus Rimas fueron el primer libro de poemas que conseguí leerme, allá por aquellos lejanos años de mi niñez, y me gustaron bastante para lo poco atractiva que me parecía la poesía.
Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
¡Ay! pensé; ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: «¡Levántate y anda!».
En fin, alegoría a la inspiración.
Hoy me han dicho, así, como comentario, que mi adolescencia ha quedado atrás... cosa que ni siquiera me había planteado... Hablaré de esto mañana.
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